Los "Big Dumb Objects" del ecosistema digital

Big Dumb Objects en el entorno digital
Foto de Christopher Kuzman en Unsplash

Un objeto, generalmente muy grande y misterioso, aparece de repente. Nadie sabe quién lo ha hecho, ni para que sirve. Tanto su tamaño, como su diseño, como sus capacidades, escapan a la comprensión humana.

Se trata de un Big Dumb Object: un objeto "grande y estúpido" que sirve como catalizador de cientos de historias de ciencia ficción.

El más mítico, probablemente, el monolito de 2001: Una odisea en el espacio. También podemos citar el cilindro de 50 kilómetros de Cita con Rama, la novela clásica de Arthur C. Clarke, los anillos de la saga de videojuegos Halo o el enorme domo de la serie La Cúpula, basada en la novela de Stephen King.

Un grupo de primates discuten si el monolito ha matado al SEO

¿Para qué sirven los Big Dumb Objects en la narrativa?

Los grandes y estúpidos objetos vienen a ser los mismo que un MacGuffin: un objeto irrelevante por sí mismo, pero que sirve de motivación para los personajes y hace avanzar la trama. Sólo que en este caso en vez de un collar, un maletín o un microfilm, son estructuras enormes e inexplicables.

Su aparición, su enigmático origen y su misterioso funcionamiento, provocan, normalmente las siguientes reacciones en los personajes:

  • "Todos vamos a morir": El objeto se ve como una amenaza contra la que hay que rebelarse. Es maligno, hay que ignorarlo, controlarlo o destruirlo.
  • "Ha venido a salvarnos": El objeto ha venido a traernos paz y sabiduría, todos los problemas se han terminado.
  • "Sé cómo funciona, pagadme para que os lo enseñe": Un grupo reducido de personas convence (o lo intenta) a los demás de que han desentrañado los misterios del objeto e intentan que te unas a su secta.

"La mayoría están utilizando el monolito. Pero el 99% lo usan mal".

No puedo dejar de imaginarme que si los monos de 2001 hubieran tenido LinkedIn, nos habríamos cansado de leer post con ese encabezado. Y es que, si nos salimos de la ciencia ficción y nos vamos al mundo digital, también nos encontramos esta clase de objetos opacos, misteriosos y que vienen a cambiarlo todo (o nada).

Cada vez más deprisa, aparecen nuevas tecnologías que prometen o amenazan con cambiar el mundo rápidamente: el blockchain, la IA generativa, el metaverso...

Más allá de que estas tecnologías hayan ofrecido cambios puntuales en determinados campos específicos o demostrado uso para ciertas tareas (*metaverso ha abandonado el chat*), tienen algunas cosas en común con los Big Dumb Objects:

  • Han generado una cantidad de ruido insoportable.
  • La gran mayoría de contenidos generados en torno a ellos han sido, en el mejor de los casos, poco útiles y originales, y en el peor, directamente estafas y/o burbujas económicas.
  • No han cumplido por el momento sus promesas de mejorar el mundo como anunciaron sus profetas.

Otra cosa que tienen en común con los enormes objetos ficticios es que casi nadie puede apartar la vista de ellos porque, narrativamente, son muy potentes. Lo mismo pasa con estas tecnologías, a priori, disruptivas.

El blockchain es una tecnología que no es sencilla de entender y la mayoría de personas se aburrirían si se lo explicasen detalladamente. Pero, ¿cómo no prestarle atención a algo que va a acabar con los bancos, con el dólar, que es el nuevo oro?

Lo mismo pasa con la IA generativa: ¿Va a trabajar por ti? ¿Te va a quitar el trabajo? ¿Llegará a ser una AGI?

Debe ir ya para 3 años en que leí el primer post de LinkedIn que me anunciaba algo sorprendente: Google había terminado. Estaba muerto, difunto, kaput, fallecido. Como el loro de Monty Python.

Pero lo cierto es que, según un estudio de SparkToro, Google está aún lejos de morir, ya que las búsquedas en sus servicios aumentaron un 20% el año pasado, y sigue dominando el mercado de búsqueda de manera estrepitosa, como se ve en este gráfico:

Global Market Share 2024
SparkToro

¿Quiero decir con esto que hay que ignorar que ChatGPT y similares han venido para quedarse? No. Quiero decir que hay que utilizarlos como un canal más, pero no es necesario, al menos todavía, volverse loco y quemar toda estrategia previa.

En la actualidad, todos tenemos unos cuantos de estos enormes objetos absurdos que nos crean turbulencias laborales. Debido a la cantidad de ruido que generan, es muy difícil saber realmente cómo nos pueden afectar a corto plazo en terrenos tan delicados como el trabajo o la economía. Es fácil dejarse llevar por el hype, o que el fomo nos dé la sensación de que nos estamos quedando atrás de algo importantísimo.

Por eso, yo intento acercarme a ellos de la siguiente manera:

  • Con curiosidad, pero con escepticismo: Me gusta estar al tanto de las nuevas tecnologías, especialmente las que afectan a mi trabajo. Pero después de unos cuantos años en el sector, sospecho bastante de los anuncios tremendistas y las cosas que vienen a cambiarlo todo. En mi experiencia, las cosas cambian sin tanto ruido ni fanfarria.
  • Buscando la utilidad entre el ruido: Trato de buscar un par de fuentes que realmente sepan de lo que hablan, e intento ignorar el resto. Cuando algo me llama la atención, trato de saber quién dice qué y por qué lo dice.
  • Intentando no agobiarme por quedarme fuera: Hace dos años, según a quién siguieras, parecía que si no te estabas formando para ser "prompt engineer" estabas abocado a vivir debajo de un puente alimentándote de vino Don Simón. Ahora, la verdad es que no lo parece.
  • Conecta los puntos: ¿Quién tiene interés en inflar la burbuja de la IA? ¿Quién está ganado dinero realmente con el BitCoin? ¿Encajan sus profecías con el crecimiento de su cartera de valores? ¿Te están vendiendo un curso?

Y tú, ¿qué haces cuando viene un enorme y estúpido objeto a cambiarlo todo?


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A Brief History of the Big Dumb Object Story in Science Fiction - ReactorMag

67 libros con Big Dumb Objects en la trama - Goodreads


La banda sonora de la semana es: Space Oddity - David Bowie